sábado, 21 de abril de 2012

Me duele preguntar donde estarás.

Se fué. Y en su despedida, arrasó todo a su paso. Mis manos, mi pelo, mi ropa, le echan de menos.Le echa de menos cada atardecer, y cada anochecer. Cada playa, cada paraíso perdido al que no fuímos. Y lo entiendo. Tiene que ser duro no distinguir entre el paisaje y él, se diluye en los colores del arcoiris, en esas deseadas auroras boreales. Sí, él es mi aurora boreal. Esa que es tan díficil de ver, que sólo ocurre una vez al año, pero se te queda pegada en la retina para siempre. Marcada a fuego.Tiene que ser duro, aguantarse las lágrimas cada vez que sonríe, cada vez que pestañea. Hagámos un paso en falso, solo, para engañar al destino. Para futuras oportunidades, para que el tiempo haga mágia con nosotros, y nos enseñe lo que realmente es el amor. Porque, el tiempo me ha obligado a pensar que el amor cada día me resulta más un pacto que se hace por cariño, que un sentimiento que te nace desde dentro.