martes, 10 de enero de 2012

Yo me levanto, me paseo delante de él, escasa de ropa , para que se fije , para que me mire , para que me desee . Y él lo hace, me desea . Me arrastro por la cama hasta hallar su cuerpo, lo toco , toco su abdomen , su estómago , su pecho . Latidos a 100 km/h , desbocados . Al borde del colapso . Y subo, tentando a la suerte , al rechazo o al deseo , quien sabe . Y me voy acercando aún más . Me coloco encima de él , encajamos a la perfección , como un puzzle , dos piezas de un rompecabezas en una noche de suspiros perdidos , recordados. Y me acerco a su cuello , noto su yugular , 140 , 150 , 160 km/h . Y le beso , tiernamente y me aproxímo a su oído . 170, 180 km/h . Es justamente donde la respiración acelera , y yo no quepo dentro de mi ,necesito que sepa que quiero más . Que le quiero a él. Y me acerco a sus labios entreabiertos . Le beso, como nunca antes le había besado, y él me corresponde. Me abraza, me besa , en los labios, en la mejilla, en el cuello , en el pelo. Y baja . Recorrido desde mi cuello hasta mi ombligo. La carrera de mi vida, proceso lento, notando el paso de las milésimas de segundo , y deseo que se pare, ahí . Justo ahí. Y que me abrace. Y que me desee aún más, como a ninguna otra. Y que me quiera si es posible. Aunque solo sea esta noche. Aquí, donde solo estamos él, yo , y la luz de luna. Juntos .


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