martes, 19 de abril de 2011

Ya no siento, ya no .

Sus obsesiones. Aquellas por las que no vive y tanto coraje me dan, simplemente porque no puedo hacerlas realidad o porque yo no entro en ellas.
Conozco perfectamente el sabor de su boca, su suave piel, sus ojos profundos, su oscuro pelo, su sonrisa, sus delicadas caricias. Me asombro de el poder que tenía cualquier palabra en mi. Odio sentir una presión que retuerce mi alma hasta dejarme sin respirar. He decidido poner fin a todo . He decidido ser libre .
Cada noche era una tortura tras otra. Imágenes y sentimientos se me escapaban del corazón hasta herirme sin motivos reales. El tiempo me abrazó, me cuidó y me ayudó. Ya no hay cadenas. Ya no recuerdo los recuerdos.
Ya no le beso en la memoria.

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